/consecuencias-de-la-mala-gestion-de-los-residuos-en-el-entorno-marino/

Consecuencias de la mala gestión de los residuos en el entorno marino

Existe una zona en el Océano Pacífico conocida como el continente de plástico, la isla de basura, o gran mancha de basura en el Pacífico que, como sus múltiples nombres indican, está formada por toneladas y toneladas de desechos, en su mayoría, plásticos. Su localización se sitúa entre las coordenadas 135º – 155º oeste, y 35º – 42º norte, y, aunque no es posible establecer sus límites de forma definida, se estima que acapara entre 710 000 km2 y 17 000 000 km2, esto es dos veces la superficie de Brazil, aproximadamente, y en aumento. Fue descubierta en 2009, y la mayor parte de su contenido es en fragmentos muy pequeños, los ya famosos microplásticos de los que tanto se han hecho eco los medios este último año. ¿Su principal procedencia? La industria petroquímica y los desperdicios urbanos que acaban desembocando en los océanos desde aceras, alcantarillas y vertederos, movidos por las corrientes, y convergiendo en este vórtice oceánico septentrional convertido en un basurero a escala mundial que pone en peligro la totalidad del ecosistema.

Consecuencias del plástico en el mar

El plástico es un material que tarda entre 100 y 1 000 años en descomponerse, dependiendo de las condiciones físicas del objeto que forme. Una botella de agua de usar y tirar, por ejemplo, puede llegar a tardar hasta 500 años en desintegrarse por completo en el mar, todo ello dependiendo de los agentes mecánicos, la luz solar y el oxígeno al que se encuentre expuesta. Este es uno de los motivos por los que acaban formándose microplásticos. Y es que, se trata de fragmentos procedentes de elementos más grandes que se han acabado rompiendo.

Hace décadas que sabemos el gran impacto que todo ello supone para el ecosistema marino. Peces, crustáceos e incluso plancton, ingieren estos fragmentos, que acaban obstruyendo su estómago o intestino, o causando intoxicación por los contaminantes químicos que contienen. Se enredan y asfixian con anillas, botellas y redes. Y es que, tanto los macroplásticos como los microplásticos se han convertido en un problema serio con graves implicaciones, no solo para estos animales, sino también para los humanos y el resto del planeta.

Cómo ponemos freno a esta contaminación

Por un lado, la reducción del consumo de plástico es algo que debemos apoyar entre todos. Las empresas productoras deben optar por fuentes más sostenibles, y los consumidores deben asumir la importancia de su criterio a la hora de elegir qué comprar.

Por otro lado, apostar por empresas gestoras de residuos, como Grupo de Blas, es una de las medidas más importantes para garantizar el reciclaje y la reutilización, no solo de plásticos, sino de un gran número de desechos. Tenemos la posibilidad de reducir el daño que, como humanos, estamos generando a nuestros mares y a la totalidad del planeta. Aprovechémosla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *